miércoles, 13 de enero de 2010

Pies..

- Si, me encantan-. Le confesaba ella al oído mientras se sentían unidos.
Ya era media noche, y ni un movimiento emitía sonido.
Tu cuerpo en la otra mitad de la cama, mientras el de ella trataba de no apartarse mucho del suyo cuando la luz encandilaba los ojos.
Centímetros de piel, como tus manos, como sus manos que son cómplices para no ser descubiertos.
Caricias invisibles, rebosantes de complicidad en el contacto de amantes cautivos que buscan sentir.
Tú por tu lado como que duermes, ella por su lado como que evita.
Al final, siempre se encuentran y se acarician apasionadamente, protagonizando una escena totalmente fuera de lugar a lo que a simple vista se observa.
- ¿Te he dicho antes que me encantan?-. Le decía ella en el instante en que se encontraba con ese calor que a medianoche se genera de ese contacto.
Ahora, cuando pasan a segundo plano, otra luna es la que brilla y se escriben nuevas líneas.
-Quinto. ¡Te Amo!-.